07 mayo 2008

In extremis

Esta temporada hemos estado realmente flojos en el equipo de fútbol 11 donde juego. Además del mal juego que hemos ofrecido en determinados momentos de la liga, la suerte tampoco nos ha acompañado en otros momentos, perdiendo partidos en los últimos minutos por goles churro, fallando oportunidades clarísimas que nos hubiesen dado los 3 puntos en muchas ocasiones, goles en propia puerta cuando no hay tiempo para reaccionar... vamos, que faltaban pocas jornadas y estábamos abocados al descenso. Además, el calendario era el más complicado entre los de los equipos que nos lo jugábamos: en las últimas jornadas descansábamos un partido y nos enfrentábamos a los dos primeros clasificados sin estar la liga decidida, por lo que aún lo teníamos más difícil para salir del pozo. Descendían 3 equipos y había unos 8 equipos candidatos, pero nosotros estábamos penúltimos, a más de un partido de la salvación. Para afrontar las últimas jornadas realizamos un único fichaje para reforzar la delantera, que a la postre resultaría vital.

Llegábamos a la penúltima jornada donde nos enfrentábamos a los líderes en una mala posición: si ganaban, se proclamaban campeones y, si nosotros perdíamos, a descender. Sólo había un equipo matemáticamente descendido, por lo que aún quedaban 2 plazas a repartir entre unos 6 equipos que tenían posibilidades de descender. Comenzamos mal el partido, perdiendo 1 a 0, pero en la segunda parte le dimos la vuelta al marcador y les aguamos la fiesta, pero nosotros nos llenamos de vida y empezamos a hacer cuentas con la calculadora para la última jornada: quedaban 4 equipos que optaban a esas 2 plazas del descenso, pero una cosa estaba clara, con los resultados que se habían producido en la penúltima jornada y los enfrentamientos que se iban a producir en la última (2 equipos de los que se jugaban el descenso con nosotros se enfrentaban entre sí), si ganábamos en el último partido nos salvábamos.

Llegó el día D. El último partido, la última oportunidad. A nuestro favor, que jugábamos contra un equipo de la parte baja que se había salvado del descenso en la jornada anterior, por lo que se supone que jugaban sin presión. Nos los comimos desde el minuto 1. Ganamos 3 a 1 y despejamos todas las dudas que nos habían acompañado durante toda la temporada, consiguiendo además una impensable racha que, de haber sido regular, hubiese hecho que estuviéramos arriba en la clasificación: de los últimos 6 partidos -sin contar el que descansamos-, ganamos 4, empatamos 1 y perdimos otro.

Nunca hay que perder la esperanza, pero he de decir que muchas veces he visto que nos íbamos directos a la división inferior. Gracias a Dios al final no ha sido así y nos mantenemos en la categoría. Merecidamente, claro está.

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